¡Buenas de nuevo, chic@s!
En la anterior entrada del 27 de
abril hablé de la música 8D que también
se conoce como sonido 3D, audio binaural, inmersivo u holofónico y de cómo esta
intenta imitar la sensación de escuchar una grabación binaural al crear un
efecto de sonido tridimensional, a diferencia de las grabaciones estéreo
normales que solo manejan el canal izquierdo y el canal derecho. Esta
tecnología demostró que ubicamos los sonidos en el espacio en ángulos de 360º y
no de manera recta. Hoy hablaremos de como se lleva a cabo su grabación en
estudio.
Para grabar el sonido estéreo,
como ya sabemos, se utilizan dos micrófonos, uno para cada oído pues para
generar el sonido inmersivo se utiliza una maqueta de cabeza humana como
micrófono que registra tanto el sonido que pasa por las orejas como el que pasa
por toda la cabeza. También juegan aumentando el volumen de algunos
instrumentos o bajando el de otros.
Existe otra forma de grabación
binaural, donde la cabeza que determina la ubicación de los oídos es la misma
que escucha, es decir, la del oyente. Se trata de micrófonos binaurales que se
utilizan como si se fueran auriculares, lo cual le genera un valor agregado a
esta forma de grabación: puede camuflarse. Algunos modelos de estos micrófonos
son tan parecidos a un par de auriculares, que se pasa fácilmente desapercibido
al grabar (en términos de visibilidad de equipo) pudiendo acceder a situaciones
y espacios que no sería muy apropiado ir con la grabadora en mano. El problema
de este método de "grabación sigilosa" es que, en algunas situaciones
con viento se debe utilizar protectores que pueden delatar la presencia de algo
más extraño que solo “auriculares”.
Este sonido funciona
únicamente con audífonos, porque sin ellos la sensación se desvanece y pierde
su finalidad y aunque hoy en día se puede escuchar con cualquier tipo y modelo
de auriculares también hay marcas que hacen auriculares específicos para este sonido,
aunque suelen tener precios bastante elevados.
Espero que os haya gustado la
continuación de la anterior entrada. Un saludo.
Estela Mejía López
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